jueves, 8 de septiembre de 2011

Si queremos cambiar el mundo hay que criar bien al niño desde la más tierna infancia

La Lic. Laura Gutman fue entrevistada en Rosario en vísperas del día del niño y expresó ideas sobre la crianza como que en la actualidad “Chorrean regalos, pero no aplacamos la soledad de los niños”.

Habló sobre el colecho y las acciones que llevan a criar a los niños como guerreros.

Los invitamos a compartir la nota:

El bebé llegó a los tres meses de vida y según aconsejó un pediatra, dos abuelas y tres parejas amigas ya es la hora de llevarlo a su habitación. El traspaso parecía sencillo, casi un trámite, pero en realidad no lo es. El niño llora en su cuna, la madre llora del otro lado de la puerta del cuarto y el padre, cansado de un largo día de trabajo, trata de mediar entre un llanto y otro sin saber qué hacer. “Lo metieron en la cama grande y les tomó el tiempo”, “lo malcriaron”, “hay que dejarlo llorar y en unos minutos se les pasa”, dicen algunas voces cercanas que no hacen más que reproducir los modelos más añejos de crianza. Para la psicoterapeuta familiar, Laura Gutman el desafío es ejercer una maternidad sin manuales. Esta especie de gurú del siglo XXI en temas de familia y maternidad es argentina y estudió en Francia. Ya cuenta con media docena de publicaciones revolucionarias en la materia y como si fuera poco sostiene que crió a sus últimos vástagos con el modelo que propone. Este sábado 20 de agosto estará en el hotel Ariston de Rosario para contarlo. En contacto con Rosario3.com adelantó algunos puntos de la agenda que traerá para trabajar una forma diferente de acercamiento hacia los hijos donde la familia clásica ya no alcanza.

–Usted plantea que la mujer debe dedicarse por lo menos los dos primeros años a estar junto a su hijo. La postura es bastante revolucionaria pero ¿es posible?
–No, no es ése mi planteo. Yo hablo de la capacidad emocional de un individuo adulto (en este caso la madre) para poder estar en contacto con su propio ser interior para luego poder responder a las demandas emocionales del niño pequeño. Si no puede, es porque ese contacto duele mucho y remite a historias sufrientes del pasado. Si es posible o si no es posible, depende del conocimiento que esa madre tiene sobre su propia historia y de la impronta que aún vibra en ella.



–Sucede a menudo que la mujer queda atrapada en una serie de ideas acerca de: parto natural mejor que cesárea, estar cerca del bebé al menos dos años, no volver al trabajo tempranamente, dar la teta y no la mamadera, usar fular en vez de coche ¿Eso no suma más culpa a las ya habituales?¿Cuál es el límite entre lo posible y lo ideal a la hora de transitar la maternidad?
–En primer lugar, no se trata de inculcar nada a la mujer. Al contrario. Lo que podemos hacer es no perturbar. No perturbar el parto, no perturbar el primer contacto madre bebe, no perturbar la lactancia, no perturbar con indicaciones, ni consejos, ni palabras ni presencias indeseadas. Si una mujer vive más conscientemente sus propios procesos, encontrará la manera genuina, honesta y transparente de vincularse consigo misma y con el niño. No es una cuestión de ideales. Es un tema de encontrarse con la propia verdad interior y vivir en consecuencia.



–¿Qué hay de las ideas arraigadas desde hace tanto tiempo como que los chicos deben acostumbrarse a dormir solos o a no estar tanto tiempo a upa?
–Los adultos somos más fuertes que los niños, por lo tanto, si queremos someterlos y lograr que ellos respondan a nuestros deseos en lugar de satisfacerlos amorosamente, lo podemos hacer. Es fácil. Con dejarlos llorar noches enteras solos es suficiente. Los niños comprenderán que el mundo es un lugar hostil, y que tienen que aprender a defenderse. Y eso es lo que harán. Estamos criando guerreros.


–Hay cierta idea imperante de que los chicos están más tiranos, caprichosos y terribles que nunca…
–Porque están cada vez más solos. El niño está escolarizado todo el día porque es el lugar al que van mientras los padres trabajan y todos suponemos que el niño tiene que aprender algo y no recibir cuidados amorosos. Por lo tanto, los niños de hoy están mucho más solos que los de tres generaciones anteriores. No digo que las madres de antes eran mejores madres que nosotras ni mucho menos. Pero sí que antes criar a los hijos tenía valor social y existía la familia extendida: la abuela, el tío, el vecino y la calle (que hemos perdido como lugar de intercambio social). Por lo tanto, ahora el niño está solo y aislado. El gran drama es que los niños están solos y las mamás y los papás estamos demasiado solos para criar a los niños. Y una mamá y un papá son demasiado pocos para responder a las necesidades de un niño. Por lo tanto, es lógico que pidan más. Lo que no es lógico es que su pedido lo entendamos como capricho en vez de entender que la realidad de ellos, y la nuestra, es dramática.


–¿Para cambiar al mundo hay que criar bien desde la cuna?
–Sí. Es así. El desamparo de los niños pequeños no se hace visible de forma inmediata, sino que aparece unos años después, en la adolescencia. Y para criar bien a un bebé sin que se den frustraciones hay que entender profundamente los aspectos oscuros de la maternidad, que son exactamente lo opuesto a lo que nos cuentan las revistas. Pero sí, si queremos cambiar el mundo hay que criar bien al niño desde la más tierna infancia.


–¿Qué consecuencias trae en breve o largo plazo esa falta de conexión entra la madre y el hijo que usted plantea en por lo menos un tiempo de dos años?
–¿Consecuencias? Las que leemos en todas las páginas de los diarios todos los días. Desarraigo. Violencia. Necesidades no satisfechas. Desesperación. Desamor. Y todos los etcéteras.


–En vísperas del día del niño ¿Cuál es el mensaje para los padres?
–Ese tema no me interesa para nada. Sobran regalos por todos lados. Chorrean regalos. Sin embargo no estamos aplacando la soledad de los niños.


Por: Virginia Giacosa de Rosario3.com






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