lunes, 23 de agosto de 2010

Recursos concretos para hablar con los niños


Hablar con los niños es más fácil si comenzamos desde el nacimiento. Las mamás pasamos largas horas a solas con el bebé, podemos ejercitar contándoles pequeñas cosas: "ahora te voy a cambiar el pañal", "necesito que me esperes un ratito", "te duele la panza y por eso estás llorando", "es muy difícil ser bebé", etc. De a poco percibimos que, cuando acompañamos nuestras maniobras con la explicación adecuada, todo resulta más suave, el bebé se tranquiliza, no hay oposición. Va aprehendiendo el mundo a través del amor y la comprensión lógica de todo lo que hace, siente, le acontece, es.
Es indispensable hablar en primera persona, porque es la manera màs cercana de transmitir la verdad, sin emitir juicios. Si hablamos de nosotros mismos, los niños darán crédito a nuestro dircurso. De lo contrario serán palabras huecas. Los niños responden solidariamente si se sienten respetados y se encuentran en las palabras del adulto un mensaje que les llegue al corazón.
Hablar en primera persona es siempre revelador. No estamos acostumbrados, y para lograrlo es necesario estar continuamente atentos. Tenemos la tendencia de culpar a los chicos, a la sociedad, al clima, a la escuela o a nuestro pasado, pero ninguna de estas excusas no lleva al camino del entendimiento personal ni al entendimiento con los demás.
Cuando hablo desde mí no hay discusión posible. Al contrario, se genera comprensión y acercamiento. Hablar con los demás es sencillo si comprendemos que estamos incluidos en el escenario, es decir, si nos involucramos. Hablar con los niños es más sencillo aún, ya que nos responden con el estado más puro y genuino del alma. Sólo se requiere estar al habla con uno mismo.
Disfruten de este video con la canción "Solo" de Caetano Veloso

sábado, 14 de agosto de 2010

Los niños pequeños son personas pequeñas

La capacidad de comprensión de los niños pequeños
(hablar con ellos)

Nos resulta disparatado imaginar que los bebés y los niños pequeños son seres que llegan al mundo con total capacidad para amar, ser amados, y entrar en comunicación con los demás.
La costumbre de hablar con los niños es poco frecuente por eso parece "rara". Suena ridículo dar explicaciones a un bebé que en apariencia sólo sabe llorar, mamar y ensuciar los pañales.
Que un niño no pueda aún utilizar el lenguaje verbal, no significa que no lo comprenda. Partiendo del preconcepto: "son chiquitos y no entienden" nos permitimos dar escasa información a los bebés: nos vamos a trabajar-desaparecemos- y volvemos ansiosos -aparecemos- sin explicación alguna. Tomamos decisiones personales o familiares que los involucran, los dejamos al cuidado de otras personas, manipulamos sus cuerpos, los llevamos al supermercado, toleramos que personas desconocidas para ellos los alcen, etc; sin darles la oportunidad de encontrar un sentido a cada situación y a la manera personal de acomodarse a ella.
En cambio, los adultos nos manejamos con una cierta información con respecto a los otros.
Lo que entre adultos consideramos "irrespetuoso", nos parece natural en relación con los niños.
¿Porqué es necesario que los niños sepan lo que va a suceder?
Porque tienen derecho a organizar su entendimiento, al igual que los adultos. Un niño se "prepara" para vivir en ausencia de su mamá durante tres horas, se "prepara" para aceptar rostros desconocidos que se vuelven "amigables" si la mamá los nombra, se "prepara" para ir al supermercado que es un lugar ruidoso con luces brillantes, donde la mamá está apurada y no le presta atención. Los adultos también nos sentimos mejor si en una fiesta el anfitrión trata con amabilidad a otras personas, si sabemos cómo se va a desarrollar nuestra jornada, si conocemos nuestras alternativas.
Por eso, tomemos la costumbre de hablar con los niños, por pequeños que sean. Cada mañana contémosle cómo será el día. Si tenemos que dejarlos, expliquémosles qué harán ellos en nuestra ausencia, qué van a comer, adónde van a ir a pasear, en fin, démosles toda la información banal y doméstica. Y más imprescindible aún, hablemos con los niños sobre lo que nos pasa, lo que sentimos, sobre el origen de nuestras preocupaciones, los motivos de nuestras alegrías, los proyectos y los deseos, los logros y las dificultades, los amores y desamores, los regalos y las pérdidas. Conectémonos con nuestros procesos internos aunque no sean prolijos y hagamos la prueba de hablar de ello con nuestros hijos. Hablemos. Hablemos porque nuestros niños nos escuchan. Nos comprenden y nos protegen. Y, por sobre todas las cosas, cuando ellos manifiestan las preocupaciones que son nuestras, sólo hablando con claridad de ellas, los separamos de la emoción.
En la medida en que escuchan la situación conflictiva, contada por su mamá, pueden separarse de la angustia. En la medida en que saben de que se trata, quedan separados de la angustia. Dicho de otro modo, si el nudo del conflicto es visto en su real dimensión, el niño ya no tiene que hacerse cargo de mostrar la situación a resolver. Ya retornó a la comprensión de la mamá, y esa pregunta inicial ¿que me está pasando? es fundamental en la búsqueda de la verdad.

En próximas publicaciones hablaremos de recursos concretos para hablar con los niños.

Contenidos extraídos del libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" de Laura Gutman Edit. del nuevo extremo, 7ª edición

viernes, 6 de agosto de 2010

Día del niño

Me cuesta decir que hay un día del niño, creo y me parece que muchos comparten conmigo que todos los días debemos pensar en los niños. Ellos deben ser preocupación, ocupación y prioridad de los estados, de sus gobernantes, de las instituciones. Ellos son el futuro de nuestra sociedad y esta aseveración no debe ser sólo declamada, sino vivida. Por eso hoy quiero dejar una pequeña reflexión dirigida especialmente a los padres, que, muchas veces por falta de tiempo se pierden de vivir . Creo que ese espacio, por pequeño que sea, lo debemos buscar. Porque dejan huellas positivas en el alma de sus hijos, y lo acompañarán por el resto de sus días. Esta reflexión tiene forma de poema, me la acercó una amiga, y se las comparto deseando que puedan ponerla en práctica ya, hoy.
Abrace a sus hijos

Madre, acaricie a sus niños.
Padre, abrácelos firmemente.
Permita que ellos sepan que los aman
por la mañana, al mediodía, y por la noche.
Ponga sus brazos alrededor de ellos,
sosténgalos cerca suyo,
sienta el latir de sus corazones,
la vida nueva que Usted hizo.
Ruede por el suelo con ellos,
bromee, ría y juegue,
escuche lo que tienen que decirle,
ellos tienen mucho para contarle.
Tome tiempo para conocerlos,
vea el color de sus ojos.
Aprecie a esa persona tan profunda
dentro de sus pequeñas mentiras.
Permita que corran sus dedos por sus cabellos,
doble su cabeza,
llene sus corazones con palabras de alabanza,
haga de su hogar su lugar favorito.
Abrácelos estrechamente en el sofá
y mire un programa de televisión,
cante con ellos o comparta la lectura de un libro
y ayúdelos a crecer en su mundo.
Tome un tiempo para caminar en el parque,
sosténgase de la mano,
huela las flores, alimente los patos,
construya castillos en la arena.
Madre, acaricie a sus niños,
Padre, abrácelos firmemente.
Muéstreles que ellos son un regalo,
ámelos para que se sientan bien.


Y ahora para completar la emoción, un video con una canción increíble... disfrútenla!